La presentación de José Tomás como matador de toros en la plaza de toros de Albacete tuvo lugar el 23 de junio de 1996, una tarde fuera de todos los focos de la actualidad. En esa tarde histórica, José Tomás compartió cartel con dos grandes toreros, Manuel de Paz y Finito de Córdoba. Los toros lidiados esa tarde pertenecían a la ganadería de Peñaja
En aquel momento, José Tomás ya era un joven promesa que venía destacando en los ruedos españoles. Su estilo serio, clásico y sobrio contrastaba con la tendencia de otros toreros contemporáneos, que apostaban más por el espectáculo visual. La tarde en Albacete se esperaba con gran anticipación, pues para muchos aficionados y expertos era una oportunidad para ver a este joven prodigio.
José Tomás salió a la plaza con su habitual temple y seriedad, buscando conectar con el público a través de una faena basada en el respeto por los cánones clásicos del toreo. Desde su primer encuentro con los toros de Peñajara, mostró un control impresionante sobre los animales, José Tomás dio muestras de su valentía y entrega, buscando siempre la quietud y el dominio de cada embestida, sin dejar espacio para adornos innecesarios. La faena del sexto fue especialmente destacable por la manera en que José Tomás enfrentó cada embestida con temple, entregándose a un toreo puro y sereno que ganaría el reconocimiento del público.
A raíz de esta presentación en Albacete hizo que su nombre comenzara a resonar con fuerza en el mundo taurino, consolidándose como una figura que redefiniría el concepto de torero en las próximas décadas. La tarde del 23 de junio de 1996 fue solo el inicio de una carrera llena de éxitos y faenas inolvidables, en la que José Tomás ha mantenido siempre su compromiso con la pureza del toreo.
En resumen, la presentación de José Tomás en Albacete fue una tarde histórica, por los años que vinieron después del diestro de galapagar, en la que un joven torero demostró que tenía el talento y el coraje necesarios para convertirse en una de las grandes figuras de la tauromaquia, como así es.
Aquí abajo os dejamos lo escrito por Carlos Gutiérrez en Crónica de Albacete de aquella tarde.