El eco de una faena inmortal volvió a sentirse este 27 de abril de 2025 en Estagel, Saint Gilles, donde el Club Taurino “Chicuelo II” celebró setenta años de historia, afición y lealtad al arte del toreo. Siete décadas después de aquella jornada de 1955 en la que un grupo de enamorados de la tauromaquia nimesa, encabezados por el doctor Claude Baillet, decidieran rendir tributo a la figura de Manuel Jiménez “Chicuelo II”, su espíritu sigue vivo en cada gesto, en cada brindis, en cada recuerdo compartido.
El aniversario se conmemoró en la ganadería Jean-Marie Bilhau, en un ambiente de campo, torería y amistad. El día comenzó con un acoso y derribo con toros de Charlotte Yonnet, donde participaron los toreros Renaud Vinuesa y Marc Serrano, junto a los jóvenes aspirantes de la AFAP de Nîmes, en una estampa que mezcló tradición y futuro, reflejando la esencia misma del club: el respeto al pasado y la fe en lo que está por venir.
Durante el almuerzo, el presidente Michel Baillet —hijo del fundador— presidió un emotivo acto en el que se entregaron las medallas conmemorativas del 70º aniversario a figuras e instituciones que han acompañado el camino del club: el senador Laurent Burgoa, el teniente de alcalde de Nîmes Frédéric Pastor, el presidente honorario Rémy Runel, el veterano socio Jacinto Abad, el torero Ricardo Sevilla “Chicuelo de Albacete”, sobrino del propio “Chicuelo II”, y a sus propios hermanos Dominique Blanc, Estelle Teulon y Jean-Louis Baillet, porque —como suele decirse—, en el Club Chicuelo II, la afición es también una herencia familiar.
La familia de Chicuelo II por medio de Ángel Jiménez, Hijo de Chicuelo III, en nombre de la familia, obsequio con una placa al club taurino Chicuelo II de Nimes, en agradecimiento por seguir manteniendo viva su memoria de Manuel Jimenez «Chicuelo II».
Aquel nombre, “Chicuelo II”, nació del arte. El 26 de septiembre de 1954, durante las fiestas de la Vendimia, el maestro manchego Manuel Jiménez “Chicuelo II” bordó una faena para la historia en el Coliseo de Nîmes, cortando las dos orejas y el rabo a un toro blanco de Murube. La faena quedó grabada en la memoria de la afición francesa, que, arrebatada por el temple y la inspiración del torero, decidió perpetuar su nombre en un club que, setenta años después, sigue siendo emblema de fidelidad, torería y cultura taurina.
Hoy, bajo la presidencia de Michel Baillet, el Club Taurino “Chicuelo II” mantiene viva la llama que encendieron aquellos primeros soñadores. Setenta años de tertulias, de viajes, de encuentros, de defensa firme de la tauromaquia, y de un mismo latido: el de Nîmes, el del arte, el del toreo eterno.
Porque el tiempo podrá pasar, pero la emoción que provocó “Chicuelo II” en aquella tarde de 1954 sigue latiendo en cada brindis y en cada gesto de los que, con pasión y memoria, siguen diciendo: viva el toreo.









