La quinta de abono de la Feria de la Virgen de los Llanos estuvo marcada por la irregularidad de los toros y la inspiración aislada de los espadas. En una tarde en la que la mansedumbre se impuso con demasiada frecuencia, el sevillano Juan Ortega logró firmar los pasajes más sentidos de la jornada, arrancando una oreja al tercero, el único toro de verdad aprovechable del encierro, pero que nunca tuvo que pisar el ruedo por su escasa presentación.
La tarde comenzó con un toro de Victoriano del Río de justa presencia que permitió a José María Manzanares desplegar su clásica estética. El alicantino lo toreó con limpieza y compostura, hilando muletazos largos y armónicos que calaron en el tendido. Una estocada efectiva y la oreja en su esportón pusieron el listón inicial de la corrida.
En contraste, Alejandro Talavante se estrelló con un segundo toro sin entrega ni emoción. Pese a su insistencia, no halló materia prima y su labor se diluyó entre enganchones y silencios.
El gran momento llegó en el muy mal presentado tercero. Ortega toreó con ritmo lento, naturalidad y un poso artístico que conmovió a la plaza. “Dulce”, como se llamaba el astado, permitió esa creación delicada, rica en matices, que justificó por sí sola la tarde. La oreja fue el reconocimiento a una faena de sabor añejo, que debieron de ser dos viendo el baremo de la anteriormente concedida.
A partir de ahí, la corrida se hundió entre mansos y deslucidos. Ni Manzanares ni Talavante encontraron opción alguna en sus segundos turnos. Ortega lo intentó frente a un sexto imposible, siendo ovacionado por su entrega.
La quinta de feria dejó un nombre propio: Juan Ortega, oasis de torería en una tarde áspera y carente de bravura.
Ficha del Festejo:
Albacete. Viernes 12 de septiembre de 2025. Toros de Victoriano del Río, La Ventana del Puerto (5º) y Puerto de San Lorenzo (6º).
José María Manzanares, oreja y silencio;
Alejandro Talavante, leves pitos y silencio;
Juan Ortega, oreja y ovación.
Entrada: Tres cuartos.