Enrique Ponce ha abierto la Puerta Grande de Madrid por quinta vez en su carrera en la tarde de su despedida. Primera cita de la Feria de Otoño en la que el confirmante Samuel Navalón ha cortado una oreja al sexto y David Galván saludó ovación tras el tercero. Se lidiaron toros de Garcigrande y Juan Pedro Domecq.
Brindó al público Enrique Ponce el último toro de su carrera, ‘Requiebro’, de Juan Pedro Domecq, lidiado en cuarto lugar. Una faena de cátedra del toreo, clasicismo, gusto y compás que conectó con los tendidos desde el inicio. Lo mejor llegó por el pitón derecho, el mejor del toro. Lo cuajó con tandas de gusto, cuidándolo mucho a media altura, rematadas con lentos cambios de mano. Por el izquierdo consiguió dejar, de uno en uno, largos naturales. Finalizó su buena labor con sus clásicas poncinas que terminaron de poner el público en pie. Una gran estocada puso el broche y paseó las dos orejas. Antes, con el primero de su lote, abrevió con un toro que se partió un pitón en la suerte de varas.
Lo mejor de Samuel Navalón llegó ante el sexto de Juan Pedro Domecq. Un toro no fácil con el que dejó una clara muestra de su compromiso y valor sereno. De rodillas en los medios lo recibió de muleta antes de lograr tandas por el derecho de mucho mérito. Muy asentado y dispuesto consiguió pasajes que conectaron con los tendidos. Cerró su labor por ajustadas bernadinas sin ayuda que terminaron de demostrar su clara disposición. Tras estocada efectiva paseó una oreja. A portagayola recibió al de su confirmación. Muy bien llevó de muleta por el derecho las embestidas de un Garcigrande que repitió con clase y codicia pero que se apagó pronto. Saludó ovación.
David Galván consiguió lo más destacado ante el tercero de Garcigrande. Lo recibió de muleta con un gran inicio por bajo. Por el izquierdo, ligó dos buenas tandas en el primer tramo ante un toro con clase, recorrido y humillación en su embestida. Genuflexo por bajo cerró su labor. Sólo el fallo con los aceros le privó del trofeo y saludó ovación.