En la ganadería de Daniel Ruiz, el tiempo se mide por los ciclos del campo y el rumor del viento entre las encinas. Allí, donde la bravura se cría con paciencia y respeto, Daniel Ruiz Sanchís encarna la continuidad de una casa que ha hecho historia en el toreo moderno.
En esta primera entrega dividida en dos vídeos, descubrimos el alma del ganadero y la raíz de su ganadería.
En el primero, “En corto y por derecho”, Daniel responde con naturalidad y cercanía a una batería de preguntas rápidas que lo muestran sin artificios: el hombre, el aficionado, el heredero de una estirpe. Sus respuestas, breves pero sinceras, son un retrato íntimo del carácter que hay detrás del nombre: alguien que vive el toro con la seriedad del campo y la sencillez del que ha mamado la afición desde la cuna.
El segundo vídeo, “Daniel Ruiz, sembrando futuro”, nos traslada a los cercados de Alcaraz, donde el destino del toro bravo comienza a escribirse. La faena de campo, el destete y la desparasitación de las vacas madres, se convierte aquí en una metáfora de la vida misma: separar a los becerros de sus madres es abrirles el camino, igual que el ganadero abre el suyo a las nuevas generaciones.
Junto a Daniel aparecen sus hijos, nietos del recordado Daniel Ruiz Yagüe, en una imagen poderosa: la del futuro sembrado entre becerros y polvo de sierra, donde la bravura y el legado se entrelazan con la sangre y la tierra.
Dos vídeos que no solo muestran el trabajo del ganadero, sino la emoción que sostiene a una familia y a una forma de entender el toro. Porque en casa de Daniel Ruiz, la bravura no es solo una herencia: es una forma de vivir.
