Foto Mariano Giménez

De Dámaso González a Roca Rey: 57 años de emoción

La historia de la Plaza de Toros de Albacete no solo se escribe con nombres y fechas, sino también con pañuelos blancos al viento, con faenas que hicieron temblar los tendidos y con tardes en las que la emoción se convirtió en historia. Desde aquel 8 de septiembre de 1968, cuando Dámaso González —el torero que acabaría convirtiéndose en el símbolo de esta tierra— cortó las primeras dos orejas de este ciclo histórico, hasta la reciente tarde del 14 de septiembre de 2025, en la que Diego Ventura rubricó la última gran faena doble, han pasado 57 años de triunfo, entrega y verdad en el coso de la calle de la Feria.

Durante este tiempo, 322 faenas de dos orejas han quedado registradas en los libros de la plaza. Detrás de cada una de ellas hay una historia distinta, un toro bravo, un torero inspirado y una afición entregada que ha sabido reconocer el toreo bueno, el auténtico, el que cala en el alma.

Las faenas de dos orejas: medio siglo de triunfos

El número impresiona: 322 faenas de dos orejas en 57 años, una media que refleja la regularidad con la que Albacete ha sido escenario de grandes triunfos. Desde los años de esplendor de Dámaso González, que tantas veces hizo vibrar a su público, hasta la modernidad de figuras como Roca Rey, Paco Ureña o Morante de la Puebla, la plaza ha sido testigo de todas las épocas del toreo contemporáneo.

El punto de partida fue Dámaso González, el 8 de septiembre de 1968, en la primera corrida de feria de aquel año, cortando las dos orejas al tercer toro de la tarde. Un inicio simbólico, porque el torero albaceteño acabaría marcando para siempre la identidad de la plaza.

Casi seis décadas después, el último capítulo de este registro lo escribieron dos nombres de estilos muy distintos, pero igual de rotundos:

Paco Ureña, el 13 de septiembre de 2025, al indultar a “Diablillo”, un toro de Daniel Ruiz que pasará a la historia de Albacete.

Roca Rey, ese mismo fin de semana, cortando dos orejas al quinto toro de la tarde, en una actuación de fuerza, raza y autoridad.

Dos formas distintas de entender el toreo, pero una misma consecuencia: el reconocimiento unánime del público de Albacete.

Las 34 tardes de cuatro orejas: cuando la plaza se rinde

Si las faenas de dos orejas resumen la emoción, las de cuatro orejas simbolizan la consagración. Treinta y cuatro tardes en las que los toreros salieron por la puerta grande tras desorejar a ambos contendientes, dejando una huella imborrable en la memoria colectiva.

La primera tarde gloriosa fue la del 11 de septiembre de 1968, con “Miguelín” como protagonista. Aquella tarde marcó el inicio de una tradición de grandes triunfos que han seguido a lo largo de las décadas.

El último capítulo, por ahora, lleva nombre propio: Diego Ventura, el 14 de septiembre de 2025, en una nueva demostración de por qué es el número uno del rejoneo. Pero si nos centramos en los toreros de a pie, los nombres que resuenan con fuerza son los de Roca Rey y José María Manzanares, protagonistas de las dos últimas tardes de cuatro orejas a pie en la historia reciente de la plaza.

En 2017, Roca Rey vivió una jornada épica: indultó a su primer toro y cortó dos orejas al segundo, saliendo a hombros en una tarde de pasión desbordada.

En 2016, José María Manzanares firmó una actuación de seda y temple ante una corrida de Juan Pedro Domecq, que le valió cuatro orejas sin indulto, una de las más completas de su carrera en Albacete.

Una plaza que sabe medir el triunfo

Albacete no es una plaza fácil. Su público, entendido y exigente, no regala los trofeos. Cada oreja cortada en su ruedo tiene detrás la autenticidad de una faena sentida, sincera y bien hecha. Por eso, cada cifra tiene valor, y cada puerta grande, un significado.

Los 57 años que separan a Dámaso de Ventura son también 57 años de evolución del toreo y de fidelidad de una afición que ha sabido mantener vivo el respeto por la verdad en el ruedo. Desde los ecos del toreo clásico hasta la explosión del arte contemporáneo, la plaza de toros de Albacete ha sido testigo de la historia viva de la tauromaquia.

El eco de una historia que continúa

Con 322 faenas de dos orejas y 34 tardes de cuatro orejas, la historia del triunfo en Albacete es también la historia del toreo moderno. Desde Dámaso González hasta Roca Rey, desde Miguelín hasta Diego Ventura, cada nombre y cada tarde forman parte de una misma narración: la de una plaza que no ha perdido su esencia ni su exigencia.

Albacete sigue siendo una plaza de verdad.
Una plaza que premia el arte, pero también la entrega.
Una plaza donde las cifras no son solo números, sino símbolos de emoción, valor y eternidad.

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